La localidad pinariega celebra un año más sus danzas del paloteo y las jotas en honor a San Ildefonso y la Virgen de la Paz
Estos bailes ancestrales han vuelto a llenar la iglesia de vecinos y forasteros atraídos por un ritual cuyos orígenes se hunden en la memoria colectiva, pero que no por ello carecen de jóvenes dispuestos a mantener la llama.